lunes, 11 de junio de 2007

El gran tlatoani de la comarca interpela por enésima vez a Gucumatz

-¿Me estás poniendo límites?
-Creí que habías abrazado el “desarrollo sustentable”
-Para tranquilizar a los ignorantes.
-¿Tú estás tranquilo?
-Los capitales pululan como delfines a mi alrededor; no puedo estar más feliz.
-¿Necesitas el dinero?
-¡Es mi oportunidad de darles trabajo a todos tus hijos!
-No me vengas con mamadas porque te mando a dialogar con Hurakán.
-¿¡Otra vez!?
-El mundo no te pertenece. ¡Entiende!
-Nos lo entregaste. Somos tu “raza de maiz” ¿remember?
-No te lo entregué a tí en lo personal para dar y repartir.
-Me concediste la gracia de guiar a tus hijos.
-Eso agradécelo a la mano negra de tu partido y sus “distritaciones”.
-¿¡No fuiste tú!?
-¡Qué desperdicio de rostro! ¡Y pensar que te atreves a desear la presidencia!
-A los “hombres de maiz” les gusta el atole, ¿qué quieres que le haga?
-¡Apártate de mi vista! Entrevistate con Tepeu o con Hurakán!
-No me des la espalda, Viejo. Oriéntame.
-Si mi divina percepción no me falla, “desarrollo sustentable” significa: “aceptar límites”. Las maravillas, sean “naturales”, “humanas” o “divinas”, tienen una “capacidad de carga”. Si te pasas, se las carga Xibalbá. Eso no lo cambia ni Dios mismo.
-¿Me estás diciendo que para ti también hay leyes?
-Dejé de jugar a los “dados” después de crear el mar turquesa y la madre que te parió. ¿Quieres que los vuelva a echar?
-Mejor dime qué hago con las legiones de desempleados.
-No favorezcas un “capitalismo de compadres”. No te dejes torcer el brazo por los primeros predadores que te dan a oler dólares como si fueran las hermanas de la caridad. Esos vienen, llenan las maletas y se van. Te dejan las maravillas arrasadas y los muertos de hambre multiplicados.
-¡A mí, nadie me tuerce el brazo!
-Ya te estalló el cuete: hoteleros vs. inmobiliarios
-Ya dije que vamos a poner orden.
-¿Hasta ahora?
-Yo no empecé el desorden.
-Pero sigues jugando con los mismos “dados cargados”.
-¿Qué-puedo-hacer?
-Ver que se cumplan las reglas.
-Pasamos a todo mundo a la báscula.
-Hablo de “reglas”, no de extorsiones.
-Y si las reglas que hay, ya no sirven.
-Hay que cambiarlas, no violarlas.
-¿Quién hace eso? Dime y lo refundimos....
-¿Necesitas que vuelva el Presidente a despedir gente? ¿Necesitas que te llenen los puestos de mando con militares?
-Es imposible poner de acuerdo a todo el mundo.
-Se llama política al arte de intentarlo.
-De todos modos, alguien tiene que perder.
-Por supuesto, no hay solución política sin perdedores, pero unas soluciones son mejores que otras.
-Aclárame qué quier decir “mejores”.
-La mejor solución es “todos ganan”. “Mejores” son las que se aproximan a ese tipo de solución.
-¿”Mejores”, para quién?
-No, para los “compadres”.
-¿Para los gorrones?
-Acuérdate que “cuando la mayoría de la población está dispuesta a delinquir, no hay policía que alcance”. ¿Pregúntate si está alcanzando?
-No te asustes, Viejo
-¡Allá tú! Sigue maquillando los datos si así lo prefieres, pero si no contemplas la mayoría de los intereses vas a tener una guerra en las calles. El uso de la fuerza y la justicia por propia mano van a sustituir el poder....
-¡Uy qué pesismismo. Dame un poco de crédito.
-¿Por tus ofrendas de Crits, de Tigres y Atlantes?
-Damos diversión edificante a la gente, protegemos a tus niños y niñas....
-¿¡Infestando las escuelas de crack!? ¿Persiguiendo a Lydia Cacho? ¿Echando a Succar a la calle...?
-Eso viene de más arriba.
-Bueno..., yo tengo que ir a recibir unos remeros en Cozumel y luego asistir a una ceremonia del sol en Stonehenge. Así que...
-Bravo. Por eso eres mi único dios, gran Gucumatz.
-Entiéndete con Hurakán.
-No te preocupes. Nos llevamos re bien.
-Te encargo el changarro. Porfavor, toma buenas decisiones, escuincle.
-Después de mí, el diluvio.
-Vas en camino de ser el presidente más “buzo” de este país.

DIÁLOGOS 46

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