sábado, 30 de junio de 2007

Sueños de una noche de inspiración calderoniana

Sólo quisiera saber, para apurar mis desvelos,
dejando a una parte, cielos, el delito de ‘joder’,
¿qué más os pude ofender para castigarme más?;
¿no ‘jodieron’ los demás?;
púes si los demás ‘jodieron’
¿qué privilegios tuvieron que yo no gocé jamás?

(Parod. soliloquio de Segismundo)
“La vida es sueño”: Pedro Calderón de la Barca



-Gracias, Diocito.
-¿De qué, m’hijo?
-Pues, por todas las muestras de solidaridad.
-Yo no tuve nada que ver, m’hijo; fue la familia.
-¡Tú sabes que con mi mamá y mis hermanos no hubiéramos podido tanto!
-Perdón, utilicé “familia” en sentido siciliano.
-¿Te refieres a los beneficiarios del gobierno de mi padre?
-Me refiero a las manos que mecen la cuna de la “indignación” contra la justicia extranjera.
-¿Me estás diciendo que el fervor de la marcha no era genuino?
-¡Uy, m’hijo! Hasta Hitler provocaba fervores genuinos.
-¿¡Tú, también estás contra mi padre, entonces!?
-Me extraña que me digas esto, le estoy devolviendo todo el “libre albedrío” que puedo concederle.
-¿Poniéndolo en riesgo de extradición?
-Hoy, él puede decidir si quiere volver a las andanzas o redimirse. Lo sacamos de la ley del hielo.
-¿Estoy delirando o nos estás empujando a tomar la vía del Norte?
-Ustedes le pueden ayudar mucho a tomar esa decisión.
-¿Te das cuenta de que le estás pidiendo a un hijo que colabore para que su padre sea juzgado “dos veces por un mismo crimen”?
-En realidad estamos tratando de que se haga justicia de una vez en este país.
-¿Cargándole a mi padre crímenes que no cometió?
-M´hijo, creí que me invocabas con el corazón en la mano.
-Bueno... “que no cometió más que otros....”
-Ahí, ya vamos mejor.
-Quiero a mi padre. ¿Me lo reprochas?
-No. Y, precisamente por eso, te recomiendo que le ayudes a convertirse en “testigo protegido”
-¡Mi padre “un traidor”! Antes, se muere.
-“Traidor que acaba con traidores....,
-... recibe de Dios mil amores”. ¿Acaso podríamos volver a Q.R.?
-Creo que no les convendría volver a pisar ni una puntita de suelo mexicano, por algunas décadas.
-Ahí tienes el único “amor” que le importa al viejo.
-Bueno, pero, a cambio, yo intercedería para que no tocaran algunas de sus cuentas bancarias. Podrían vivir como pashás en Nueva York o donde toque, rodeados de gente de habla hispana....
-¿Y él, en la cárcel...?
-Algunos años.... pero con los privilegios de un testigo de calidad.
-¡Mira cómo ha quedado en sólo seis años!
-Jugar a Dios tiene esos riesgos.
-Eres cruel.
-¿Preferirías que se lo despachara una mano anónima, de una buena vez?
-Dime la verdad ¿A quién estás ayudando? ¿A la “justicia gringa”?
-Estamos tratando de ayudar estrictamente a México.
-¿”Estamos”?
-Tu presidente y yo.
-¿Y no han contemplado simplemente aplicar el Derecho?
-Dime qué entiendes por estado de Derecho: ¿un régimen que salve a tu familia de la extorsión policiaca y la presión política; o uno que se enchueque a favor de ustedes?
-Tal vez podrías cambiar nuestra suerte política un poquito.
-Si prefieren apostar, allá ustedes. Nada más recuerda que los dados de Dios hacen y deshacen universos.
-Estamos demasiado cansados para tanto acertijo.
-Entonces, váyanse a Estados Unidos y ayúdenle a Calderón a no ser rehén de los peores poderes de facto de México.
-¡Pero ¿por qué Estados Unidos?!
-Mira el lodazal jurídico en el que se atasca cualquier intento de perseguir en México un abuso de poder tan flagrante como el de Mario Marín contra Lydia Cacho. No hay nadie en México que dude que ahí hay una artera violación, tanto más abyecta por cuanto se lastiman los valores más altos (la defensa de los niños) para satisfacer a un “traficante de influencias” de la más baja ralea. Casos así desquician no sólo el sentido de justicia, sino algo aún más sagrado: el lenguaje mismo. Hacen que Dios tema no haber explicado a sus criaturas lo que quiere decir “flagrancia”, o a los jueces lo que significa “transparencia”. ¿Tú crees que el Presidente pueda encontrar un estado de derecho en esa jungla?
-No te olvides que el Presidente es beneficiario de ese sistema
-De acuerdo, pero mira bien las cosas: ese Presidente ya se enfrentó al ala plutocrática de su Partido; ahora necesitamos urgentemente poner a raya los retro-saurios del partido de tu padre.
-¿Quieres que le dejemos el campo a la izquierda?
-No te preocupes, ésa se da “en la madre” solita. Lo que necesitamos es volver al centro.
-Y ¿para eso necesitas la cabeza de mi padre?
-Tu padre tiene que decidir si le va a hacer el juego a esa pseudo-popularidad local o se alza a la categoría de héroe nacional dándole armas al Presidente para empezar a desmontar los clientelismos de la cleptocracia mexicana que está volviendo por sus fueros.
-¿Tanto puede aportar mi padre?
-En lugar de desgañitarte en la calle y alentar revanchismos prematuros deberías buscar las manos que mecen y magnifican la euforia patriotera de este momento. Así sabrás quién le teme a Mario Wolf.

(PS. Otro soliloquio guajiro:
¿Quién va a quitarle a los taxistas la licencia para golpear?)

DIÁLOGOS (50)

1 comentario:

Indiana dijo...

Lo he encontrado!!!! Mi trabajo me costó...espero que este mensaje llegue a su destino, tuvo que ser así porque no sé de otro sitio donde ponerme en contacto. Soy Ana, de Xalapa, fui su paciente antes de irme a Guadalajara, escríbame si lee esto. saludos! Por cierto, muy buenos los diálogos!